Para las editoriales
1. Por favor, revisen sus webs:
editorial.planeta.es
alfaguara.santillana.es
Da un poco de pena ver el estado de las webs actuales de las editoriales.
2. Tienda online. Las editoriales puedo entender que no quieran vender online sus tÃtulos más rentables, pero si pondrÃa YA mismo un outlet para dar salida al inventario de libros que estén en los almacenes (libros de cocina, guÃas, auto-ayuda… el tipo de libro que no caduca).
Montar una tienda online no es fácil y cuanto antes se haga mejor. Empezar por algo sencillo, aprender y probar la experiencia. No tener la infraestructura lista y un equipo preparado es algo ilógico.
3. Webs sociales.
Dejando el tema de la venta a un lado, a las editoriales lo que si les interesa es saber "que quiere la gente". Por tanto tener webs sociales donde la gente pueda comentar los tÃtulos publicados, hablar con los autores, etc… deberÃa ser un mÃnimo requerible. Todos sabemos que hay cientos de bloggers / foros haciendo este trabajo, pero las editoriales tienen a los autores y los libros. La potencia de una red social desde la editorial es tremenda y es algo que no se está explotando. Ya no en el interés de los usuarios, sino, en el interés propio de las editoriales de ser capaces de descubrir potenciales joyas antes de que sean muy caras de comprar.
Para los libreros
1. Unirse o desaparecer.
Los videoclubs han desaparecido. Las tiendas de discos han desaparecido. El próximo es el librero.
La lección que se debe aprender es que el único camino es la unión. Crear "el portal" de los libros con venta directa es clave. "La casa del libro" o la "fnac" son la competencia. Pero también es "amazon". Los libreros tienen que unirse y crear algo que sea significativo de cara al usuario final.
Unirse siempre es complejo y delicado. Unirse significa ceder poder y control. Pero unirse es vital. Lo mejor serÃa crear una empresa X en la que cada librero fuera accionista y esa empresa rinda cuentas a sus accionistas. Las cooperativas son complejas. Mejor accionistas. Esta decisión no es fácil ni sencilla, pero no queda otra.
Venta online, comunidad, blogs, rankings, libros recomendados, encuentros digitales, donde estamos, etc… Sin la unión de los libreros y la creación de un portal representativo, es complicado sobrevivir a lo que viene.
Si los broadcasters americanos han podido unirse para crear Hulu, los libreros españoles deberÃan poder unirse para crear algo similar.
2. Librerias más sociales (cafeterÃas).
Esta idea me da más pereza que otra cosa. Si uno es librero, no tiene porque saber como gestionar una cafeterÃa. Es como la idea de que los músicos tienen que ser expertos en marketing. Creo que cada cosa es lo suficientemente complicada como para dominarlo todo.
Pero lo que parece ser la tendencia es que hay que convertir la librerÃa en un bar / cafeterÃa. Está claro que "estanterias + mostrador" ya son cosa del pasado. Las librerÃas tienen que ser sitios sociales. Sitios donde pasar el rato, tomar algo, etc…
Por otro lado, existe un formato de libro que siempre será papel. El que lleva fotos grandes, recetas o trata sobre arte, diseño… Este tipo de libros serán vendidos preferentemente sobre papel. Es mejor el papel que lo digital. Tender a especializarse en este segmento de libros es clave tanto para editores como para libreros. Es decir, el formato papel tiene ventajas y es mejor para algunos contenidos. Hay que saber explotarlos y hacerlos valer.
Esta reconversión es la más complicada, porque para vivir de vender libros, hay que vender café. Pero asà es la vida. Online se encuentra todo (toda la oferta, todas las opiniones necesarias, todos los rankings, etc…). El librero no hace falta. Lo que si puede ser interesante es si el espacio fÃsico en sà es interesante, entonces puede ser que tenga sentido ir a la librerÃa.
Resumen
Seas librero o editorial, el paso al online hay que darlo por el interés propio de conocer mejor al usuario. Si sabes que le gusta la gente, podrás afinar mejor tus ventas, inventario, marketing. Conocer al usuario es un paso que hay que dar. Hasta ahora las editoriales han empujado producto, pero nunca se han molestado en preguntar a la gente que quieren leer.
Esta lección de humildad es básica y cuanto antes empiece una cultura centrada en el usuario, mejor para todos.