La complejidad en un proyecto web se puede diferir por una multitud de razones, que incluyen entre otros conceptos los siguientes:
- Tamaño del proyecto. La cantidad de personas involucradas, el tiempo. Todo lo que supere tu proyecto “medio” debes considerarlo como complejo. Si tu proyecto medio es de 6 meses, cualquier proyecto con un calendario superior o muy inferior, identifícalo como complejo. Para una empresa que siempre trabaja en proyectos de 3 años, un proyecto de 6 meses debería considerarlo como complejo. Los cambios de modelo, estructura, hacen que el proceso sea muy complejo.
- Valor en dinero. Cuánto es el importe total del proyecto. Para valorar si es mucho o poco, ponlo en perspectiva respecto a tu facturación anual. Un proyecto que suponga más de ⅓ de tu facturación anual se debería considerar complejo por defecto por el impacto que puede generar en tu cuenta de resultados anual.
- Requisitos. Esta parte es más fácil de medir y valorar. Si los requisitos exceden tus competencias naturales, considera este proyecto como complejo. Por ejemplo si los requisitos incluyen áreas que tienes que subcontratar, pon ese proyecto en la categoría de complejo.
- Alcance incierto. Esta parte es importante definirla con tu cliente. Si no está claro donde acaba el proyecto, será complejo llegar a un cierre del mismo y por tanto cobrar el mismo. Habla con tu cliente hasta que el alcance esté claro, definido y sea algo que puedes medir.
- Entregables inciertos. Aquí pueden entrar cosas como el programa, el diseño, el aspecto visual, documentación, etc… Lo mismo, es importante definir de forma clara que tienes que entregar a tu cliente al terminar el proyecto.
- Interacciones complejas. Esto sobre todo se centra en quienes son los stakeholders. Los stakeholders deben estar accesibles y deben ser personas con las que puedes hablar y consultar dudas. Estas personas deben tener la capacidad y disposición para resolver dudas y ayudar en el proyecto.
- Credenciales inciertas del grupo de trabajo. Lo mismo sobre las personas que componen el equipo. Qué perfil tienen, que conocimiento del proyecto tienen. Son los perfiles adecuados para que el proyecto sea un éxito, cuales son sus intereses.
- Separación geográfica entre múltiples zonas horarias. Si el equipo está muy repartido en el mundo siempre es más complejo llegar a consensos y reuniones efectivas. Tendrás que dedicar mucho tiempo a gestionar el equipo y a resolver dudas de forma reiterada con varios miembros del equipo.
- Uso de grandes equipos virtuales. Si además el equipo está deslocalizado, la coordinación es más compleja.
Como puedes ver hay muchas definiciones de un proyecto complejo, basadas en las interacciones de dos o más de los elementos anteriores. Incluso un pequeño proyecto de infraestructura de dos meses puede considerarse complejo según la definición. Esto puede causar estragos al seleccionar y usar métricas. Los proyectos que gestionas dentro de tu propia empresa se pueden considerar proyectos complejos si el alcance es amplio y el objetivo del trabajo está sólo parcialmente definido.
La complejidad se puede definir según el número de interacciones que deben producirse para que se ejecute el trabajo. Cuanto mayor sea el número de unidades funcionales que deben interactuar, más difícil será realizar la integración. La situación se vuelve más difícil si las unidades funcionales están dispersas por el mundo y si las diferencias culturales dificultan la integración. La complejidad también se puede definir según el tamaño y la longitud. Cuanto mayor sea el alcance y el costo del proyecto, y cuanto mayor sea el marco de tiempo, es más probable que se produzcan cambios de alcance de manera significativa, afectando el presupuesto y el cronograma. Los proyectos grandes y complejos tienden a tener grandes sobrecostos y retrasos en la programación.
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