Diseñemos webs o electrodomésticos, los usuarios finales son personas y ambas disciplinas tienen muchÃsimo en común. Merece la pena, pues, echar una ojeada a lo que hacen nuestros colegas industriales para tener una visión más global de la profesión.
Qué es el Bicing
Es el nuevo transporte público de Barcelona: la bicicleta municipal. Rápido, barato, saludable y sostenible. Con tu tarjeta de abonado (24 €/año) vas a cualquiera de las estaciones de Bicing (hay más de 200), la acercas a un sensor y se te asigna una bicicleta. La coges, la conduces hasta la estación más cercana a tu destino y la dejas. Pim pam. Rápido y sencillo.
Bicicletas ancladas (izquierda) y sensor de identificación (derecha)
Lecciones de diseño
Los ejemplos del "mundo fÃsico" son muy didácticos, por eso me gusta usarlos en los cursos de diseño para explicar los conceptos de usabilidad. Un clásico: ¿cuántas veces hemos intentado abrir una puerta empujándola hacia adelante cuando ponÃa bien clarito "Tirar"? Esto es porque no leemos, sino que nos fijamos en otros aspectos para determinar la acción a realizar. Por eso muchos usuarios rellenan los formularios sin leerse las instrucciones previas, y se equivocan. Los formularios no deberÃan requerir la lectura de instrucciones previas.
Volviendo al Bicing, hay quien piensa que el éxito cosechado tan rápidamente se ha debido a que en este último año ni ha llovido ni ha hecho frÃo, y además el billete de metro y bus no deja de subir y subir. No lo creo: en menos de un año ya se han abonado más de 100.000 personas, en gran parte gracias al boca oreja de los propios usuarios porque prácticamente no ha habido publicidad institucional.
El éxito se debe, en mi opinión, a un acertado diseño tanto de las máquinas como del sistema global. Aquà van algunos detalles:
1. Escenario de uso y público objetivo bien definidos
el Bicing no sirve para todos ni llega a todas partes. Es un servicio pensado para cubrir distancias medias, como alternativa al bus o al metro cuando tu destino está a menos de media docena de paradas.
Por ejemplo, la bicicleta tiene sólo 3 marchas, lo que simplifica su uso y aprendizaje. No te servirá para subir al Tibidabo ni pasarás de los 25 Km/h, pero según varios estudios es más rápido que cualquier otro medio de transporte urbano para distancias por debajo de los 6 km (Cycling: The Way Ahead For Towns and Cities, PDF 1,6MB).
Otro ejemplo, la cesta delantera permite dejar el bolso o el maletÃn del portátil, pero no bultos más grandes.
En el diseño de interfaces, decir “mi web servirá para esto y no para lo otroÓ es realmente difÃcil. Pero la realidad es que hacer algo que sirva para todos termina no siendo útil para nadie. La prueba es que los antiguos portales en los que podÃas hacerlo todo (búsquedas, compras, contactos…) ya son historia.
2. Eficiencia
el usuario no tiene que hacer prácticamente nada más que pedalear. Tomar y dejar la bici es muy rápido, sólo hay que regular la altura del sillÃn. El manillar es fijo y las luces se activan automáticamente cuando anochece.
Dado que es un transporte para cubrir distancias cortas, si fuera necesario invertir mucho tiempo en los preparativos dejarÃa de ser útil.
Según un reciente estudio sobre compras online, lo que más atrae a los usuarios a comprar en Internet es la comodidad. No se trata únicamente de que “te lo traigan a casaÓ, sino que el proceso de localización y compra del producto debe ser lo más rápido y eficiente posible; sin pasos innecesarios. La compra con un solo click de Amazon es la comodidad en su estado más puro.
3. Accesibilidad
las bicicletas pesan poco más de 16 Kg y la altura del sillÃn es regulable, con lo que prácticamente todo el mundo puede manejarlas.
En Internet, la accesibilidad sigue siendo una asignatura pendiente: fuentes diminutas y con poco contraste, webs 100% flash, imágenes si texto alternativo…
4. Prevención de errores
el sistema de transmisión está oculto. Es decir, que una tapa esconde el plato, la cadena, el cambio y los piñones. Este diseño evita que se te enganche el pantalón en el engranaje, o que te pongas perdido intentando recolocar la cadena si se te sale. Como las estaciones están muy cerca, es mejor ir andando hasta la siguiente y cambiar de bicicleta.
Los formularios web son una fuente de errores interminable. El más habitual se da con la fecha de nacimiento, ya que uno tiende a usar su propio formato, pasando del que sugiere el formulario. Existen varias alternativas para minimizar estos errores, como por ejemplo usar un campo diferente para el dÃa, el mes y el año. Pero lo que hay que plantearse es si realmente se necesita esta información.
Usuario del Bicing en plena carrera (Dr. Jaus)
Aspectos a mejorar
Pocas cosas hay por mejorar en la parte fÃsica del sistema. El tallo del sillÃn podrÃa tener dibujada una escala para que sea más rápido regular la altura, porque ahora hay que hacerlo a ojo. Si sé que mi altura perfecta es la 3, acierto a la primera.
También deberÃa rediseñarse el punto de anclaje de las bicicletas en las estaciones, de manera que no sea posible dejarlas en el lado erróneo o mal ancladas (¿recordáis las physical constraints de las que habla Don Norman?).
La asignatura pendiente es la que más nos toca a nosotros: la interfaz del software de las estaciones y el web del servicio (Bicing.com). Da para unos cuantos artÃculos y animo a la gente a que participe indicando los puntos a favor y en contra.
El mapa de las estaciones (con Maps) tarda una eternidad en cargarse (Firefox incluso te recomienda parar el script), a veces te cambia de idioma sin pedirlo, cuesta encontrar información crÃtica como la edad mÃnima, algunos mensajes de error no se entienden, hay fotos en BMP…
EpÃlogo
Me cuentan que, antes de empezar a diseñar el sistema, sus responsables estudiaron a fondo otras implantaciones exitosas, como las de Lyon y Oslo. Es una gran noticia que la gente aprenda a copiar y no pretenda ser original a cualquier precio.
Lo realmente original es plantear y hacer posible un sistema que muchos veÃan inviable en Barcelona. Barcelona no es Amsterdam, hay más tráfico y tiene algunas cuestas, pero está claro que la cosa funciona. Asà pues, ¿para cuándo en Madrid?