Esta ruta tiene unos 70 Km aproximadamente, hay que salir temprano para poder aprovechar el día y disfrutar del frescor de la mañana. Los colores a esas horas son más suaves y la tierra parece que se despereza mostrandonos todos sus encantos.
Como en La Mancha nada es ajeno a Don Quijote y Sancho, queremos que este viaje os dé el conocimiento del paisaje, la cultura la comida y el sosiego, empezamos por dar mucha importancia a la buena comida, decía Sancho que "barriga hace pies y no pies barriga". Por eso un buen desayuno sería un café con leche y una buena tostada de pan con aceite de oliva y azúcar, o unas buenas tortas de Alcázar con leche y canela (bizcochá) o unas flores, dulce muy típico manchego.
Imprescindible, ademas de la comida un Quijote debajo del brazo, para leer un pasaje en los momentos de descanso de este viaje.
Pequeño pueblo inmortalizado por Cervantes. Dicen que su primera aventura fue en este lugar, donde llegó cansado de andar todo el día y vieron una venta donde recogerse y donde pudieran remediar sus muchas necesidades.
Visitar la preciosa plaza porticada, con una noria típica manchega y algunos pasajes explicativos de las andanzas de Don Quijote por tierras manchegas.
A pocos metros de la plaza y siguiendo la calle hacia el sur se encuentra la Venta de Don Quijote donde cuenta Cervantes que el Hidalgo de la trista figura, fue armado caballero.
Esta preciosa venta fue construida en el siglo XVIII y reformada como sitio de comida y descanso. Al lado está la ermita de la Virgen del Buen Consejo. Tiene un precioso patio de labranza donde abunda el color blanco y añil en las paredes y las maderas de las vigas de color almagre. El suelo es de piedras y en el fondo está la figura de Don Quijote erguido, como dando la bienvenida a los turistas, con su armadura y su lanza al lado de un pozo. Alrededor del patio estan los comedores y una vieja bodega que se conserva intacta, donde se puede tomar un aperitivo, En los porches que rodean el patio se puede contemplar este magnífico recinto.
Muy interesante una cena en el patio bajo el cielo estrellado de la Mancha Comida típica cervantina. Duelos y quebrantos, migas de pastor, mojete, olla de la venta, guisos de la boda de camacho.
Seguimos la ruta hacia Herencia y Alcázar de San Juan que pasaremos de largo hasta llegar a Campo de Criptana, nuestro segundo pueblo para sentir lo mismo que Don Quijote al divisar los Molinos.
Su mayor atractivo son los molinos de viento, sin lugar a dudas, situados en la Sierra de los Molinos. Ya, cuando el viajero se va acercando a este municipio, se divisan majestuosos y gigantes los 10 molinos que coronan la sierra. Solo se consevan 10 de los 32 que en su día funcionaban moliendo trigo.
El primer domingo de cada mes, visten con sus grandes lonas las aspas de estos molinos y los hacen funcionar para deleite y espectáculo único. En días claros el paisaje que se divisa es inmenso y los colores de la tierra no se pueden describir. La llanura que se extiende ante nuestros ojos no tiene límites y los molinos nos contemplan quietos para no entrometerse en este momento mágico.
Bajando del monte y cruzando la calle se encuentra el Cerro de la Paz, es una gran explanada de piedra con un solo molino de viento a la izquierda y rodeada de casitas bajas encaladas con el zócalo añil. En medio un farol de cuatro brazos es el único adorno, al fondo una pequeña ermita. De nuevo el paisaje se abre ante nuestro ojos, inmenso y colorido.
En esta gran llanura se divisan varios montículos y en cada uno de ellos los molinos de viento.
Campo de Criptana trepa hasta la sierra estrechándose sus callejuelas convirtiendo los alrededores del monte en un barrio de callejuelas de difícil acceso, y de una gran belleza.
Se pueden visitar algunas casas-cuevas típicas viviendas ya en desuso. Después de este paseo nada mejor que reponer fuerzas con una rica comida en el mismo monte y rodeados de molinos "La Cueva de la Martina", lugar mágico para descansar, degustar buena comida y seguir camino.
Saliendo de Criptana tomamos la carretera hacia El Toboso, pequeño pueblo de Toledo. Enseguida vemos la ermita de la patrona la Virgen de Criptana arriba de un monte toda encalada.
La carretera es recta e interminable, cuando ya piensas que no encontrarás nada, se divisa un pequeño pueblo y sobre todo, una gran iglesia, es El Toboso.
Creo que cuando el viajero entra en este pueblo, lo rconocerá exactamente igual que la descripción que hace D Quijote, la gran iglesia que practicamente te topas con ella, el sosiego de sus calles, que te van llevando hasta la casa de Dulcinea. Casa que se puede visitar y ver como era una vivienda de labradores.
En la plaza enfrente de la iglesia está D. Quijote arrodillado y embelesado ante su amor Dulcinea.
Al lado del Ayuntamiento tenemos una interesante biblioteca cervantina. En sus estanterías encontraréis Quijotes dedicados por presidentes de todo el mundo, un Quijote escrito por los presos de la carcel de Ocaña, un ejemplar infantil en frances que alguna persona donó a este pueblo, en fin, una delicia para pasar unas horas ojeando y leyendo ejemplares de este libro. El Toboso tiene, además de la casa de Dulcinea un convento de las Trinitarias Recoletas construído en el siglo XVII de estilo herreriano, con su pequeña iglesia barroca, y el convento de las Franciscanas, siglo XVI de estilo renacentista.
Además de los bares que hay en el pueblo, es imprscindible visitar La Casa de La Torre, antigua casa de labranza, reconstruida primorosamente. donde se puede dormir y degustar rica comida manchega. Es un buen momento para descansar y poner fin a esta ruta cervantina.