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Sobre los acabados en España

Este artículo enlaza con el artículo de Eduardo Manchón La tecnología es una commodity solo para quienes la desconocen. La ventaja de ser un geek. No hay nada más frustrante que trabajar con empresas que tratan la tecnología como una "commodity". Todavía oigo las palabras de un CEO de una anterior empresa en la que trabajé diciéndome: "Programar no puede ser difícil. Lo hace mucha gente". No sé de quien es el problema, si de los gestores que no saben valorar la tecnología o de los tecnólogos que no saben transmitir el valor de un trabajo bien hecho frente a la chapuza y la improvisación. Sea como sea, tenemos un problema y es grave.

La pasada semana, en un Telva de Octubre de 2010 encontré el artículo "Arquitectura. Se acabó el espectáculo".

En él se hacen dos entrevistas a David Chipperfield (Londres, 1953) y Patxi Mangado (Estella, Navarra, 1957). Dos arquitectos que agradecen que la arquitectura, con la crisis, se vuelva hacia la mejora de la calidad de vida de las personas, a aprovechar mejor los recursos y se aleje del espectáculo y la pirotecnia.

Pero no es esto lo que llamó mi atención, sino dos comentarios relacionados con el acabado de los proyectos concretamente en España.

David Chipperfield:

"En España se construye muy mal y a menudo ideas muy buenas se han echado a perder por los materiales. En Alemania, diseñas por ejemplo una ventana y te la entregan tal y como la pediste, con la calidad adecuada y las mismas especificaciones mientras que en España, los constructores hacen su propia interpretación. Al final, la calidad y el acabado dependen de la habilidad del arquitecto para controlar al constructor y así no se puede trabajar".

Patxi Mangado:

"En España, el problema es el sistema de subcontratas. El constructor va dejando el trabajo en manos de otros y al final no sabes quien lo está haciendo.

Por otra parte, los trabajadores están muy mal preparados. Se ha perdido el concepto de la artesanía, por eso, siempre traigo a obreros gallegos o portugueses. Ellos aún conservan ese amor por el trabajo bien hecho, por el detalle".

¿Me afecta? Visceralmente. ¿Por qué? Por todos esos proyectos que se venden en torres y se desarrollan en mazmorras. Proyectos que se hacen con amor al detalle que luego se desarrollan con plazos de locura por consultoras cuyo único valor es el precio. Empresas con consultores que, sin consultar, juegan a diseñadores dejando sus zarpazos; con programadores mal pagados y peor gestionados. El resultado es predecible y hoy lo tengo delante dentro de un Powerpoint en forma de capturas de pantalla deformes, funcionalidades inventadas y pobladas de iconos que no existían en la propuesta original, por otra parte, perfectamente documentada. ÁQué huevos tienen, señores! ÁQué huevazos!

Hay días que leer sobre arquitectura es leer sobre tu trabajo.

Afortunadamente, esto no sucede siempre, pero cuando sucede…

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