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Cobertura del Congreso de la AIPO Interacción 2004

Acabo de llegar del congreso Interacción 2004 y confieso que vengo satisfecho. Creo que este congreso significa un punto de inflexión en las relaciones entre universidad y empresa en todo lo relacionado con la interacción persona-ordenador. Y eso es algo muy muy bueno.

Podría dedicar muchas páginas a narrar con pelos y señales los múltiples aspectos que considero interesantes de este evento, pero voy a centrarme en aquellos que pueden ser más relevantes para quienes trabajamos en el sector privado.

Desde mucho antes del congreso, la organización mostró una sensibilidad especial por contar con la participación activa de quienes trabajamos en el sector privado. Los congresos de la AIPO han sido siempre, fundamentalmente, académicos, pero este año era distinto: se pretendía dedicar uno de los tres días a que quienes estamos en la trinchera de la empresa pudieramos exponer, debatir e intercambiar, tanto con la universidad como entre nosotros.

El día dedicado a la industria fue el jueves 5. Se inició con tres sesiones de ponencias sobre visualización de información, diseño centrado en el usuario y metodologías para la interacción. Prosiguió con tres mesas redondas en las que intervinieron profesionales de la materia conocidos y respetados por todos, y que trataron de temas interesantes: usabilidad y comercio electrónico, casos prácticos y televisión interactiva.

Después de comer, los diferentes grupos de investigación académicos que estaban presentes en el congreso se presentaron y expusieron sus lineas de investigación. Simultaneamente, tuve la ocasión de exponer algunas ideas sobre qué demanda la empresa a los nuevos profesionales de la IPO.

El debate clave

El último evento "congresual" del día fue una mesa redonda en la que se iba a debatir sobre la práctica de la usabilidad en las empresas, pero que derivó en un debate polémico y enriquecedor a partes iguales:

¿es posible la cooperación entre universidad y empresa en el ámbito de la IPO?.



Foto del panel "La practica de la usabilidad en la industria". De izquierda a derecha: Sal Atxondo, Josep Casanovas, Javier Cañada y Raquel Navarro

En la charla participó todo el que quiso, además de quienes estábamos en la mesa (Javier Cañada – The Cocktail, Sal Atxondo – ClaroStudio, Josep Casanovas – La Caixa y Raquel Navarro – UOC). En el debate nadie se cortó un pelo, y todo el mundo expuso con claridad y sin rodeos lo que le parecía.

Existía consenso en la idea de que la colaboración entre la empresa y la universidad era deseable. También todos parecíamos ver claro que cada grupo tiene objetivos distintos: mientras el objetivo último de la empresa es responder a las necesidades de los clientes generando beneficio económico, los de de la universidad son la investigación y la docencia per se.

Se hizo evidente que buscar quién lo hace mejor no lleva más que a tirarnos los trastos por la cabeza. El único camino de provecho es ver opotunidades de colaboración. La clave, como siempre, estaba en ver qué tiene uno que al otro le pueda interesar. Estas son algunas de las ideas que se mencionaron:

  • desarrollar e impartir formación mixta, que aporte rigor universitario a la vez que experiencia y orientación práctica
  • crear un punto único de referencia para que las empresas puedan solicitar servicios de IPO al mundo académico.
  • organizar un foro en el que investigadores puedan ofrecer su colaboración a empresas en proyectos que sigan la linea de sus investigaciones.
  • Sin embargo, la mejor iniciativa de todas ya estaba teniendo lugar: el debate en si mismo. Juntarse y hablar es siempre el primer paso y el más necesario. Quizás nos fuimos sin concretar iniciativas, pero sí con la ilusión de que se empezaban a mover las cosas.

    En la cena oficial se hizo patente la camaradería que se había estado forjando en los días pasados: buena comida, buen vino, cava, fiesta, risas y baile. Más que suficiente para que reinara el buen rollo y las ganas de repetir en congresos futuros.

    Algunas conclusiones

    La universidad y las empresas nos necesitamos mutuamente.

    A las empresas nos hacen falta hornadas nuevas de profesionales con conocimientos especializados. También necesitamos estudios y experimentos que nos apoyen a la hora de tomar decisiones en el día a día. Por último, todos sabemos que con una universidad fuerte e implicada, nos es más fácil conseguir clientes y proyectos internacionales.

    En la universidad saben que es necesario incrementar el peso de la IPO en los planes de estudios. Se trata de una disciplina cada vez más relevante que no va a hacer sino crecer. También saben que las empresas pueden aportarles, entre otras cosas, campos de pruebas y financiación para aquellos proyectos que tengan aplicación práctica. Esa es, quizás, la mejor vía que tienen de fortalecer su disciplina y ganar prestigio académico.

    Los dos presidentes del congreso, Jesús Lorés y Raquel Navarro, lo dejaron muy claro: fomentar los lazos entre industria y academia era uno de los objetivos del Congreso. Podemos felicitarles, porque lo han logrado sobradamente. Ahora sólo cabe animar a la AIPO a que siga impulsando, con el apoyo de todos nosotros, esa colaboración efectiva.

    La industria ha respondido muy bien al ofrecimiento de la Organización. Desde muchos meses antes del congreso, en Cadius se han recopilado y transmitido ideas para hacer un Congreso más adaptado a las particularidades de las empresas (tiempo, formato, etc.). Nuestra presencia ha sido mayor que nunca, y también más activa que en otros años.

    El viernes por la tarde terminaba Interacción 2004. Curiosamente, tras el intercambio de impresiones entre unos y otros, la sensación que quedó no era la de haber terminado el congreso sino la de haber empezado una etapa.

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