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Falsa accesibilidad

Recientemente han aparecido los resultados de la quinta radiografía a webs municipales de el diario El País. Entre los muchos parámetros que se miden (si se responde o no al correo, si existe o no un sistema de pagos de recibos) está el número de errores según las normas WAI.

Del mismo modo la legislación establece que a partir del próximo diciembre todas las webs públicas deberán ser accesibles, lo que significa estar exentos de errores según las mencionadas WAI.

Lo cierto es que, afortunadamente, existe una presión pública y ahora legislativa para conseguir aumentar la accesibilidad, más en un sitio público cuya información debe estar disponible para todos los ciudadanos y esto incluye a los usuarios invidentes, con problemas de visión u otros o simplemente personas de edad avanzada cuya visión está disminuida. Esta presión se está viendo recompensada con webs que a primera vista son más accesibles.

Echemos ahora la vista hacia adelante, dentro de un año o dos, cuando todas las webs públicas presentarán su logotipo de conformidad con el WAI. Cualquier ciudadano, sin importar su problema de accesibilidad, podrán acceder a la misma información, a los mismos servicios y disfrutar de las mismas facilidades. Un escenario idílico… ¿o no?

Lo cierto es que para poder acceder al â??selloâ? de conformidad con el WAI, para disfrutar de una buena puntuación en el informe de El País, para cumplir con la próxima legislación, lo único necesario es pasar los tests automáticos que la propia WAI y otras entidades tienen disponible. ¿No es eso suficiente? ¿No es una web que pasa este test perfectamente accesible por usuarios discapacitados? Parece que no.

En un proyecto gubernamental se hizo que tanto un consultor en accesibilidad como una persona ciega evaluase un sitio web. El consultor trabajo con las herramientas típicas de estos expertos: La normativa WAI en una mano y los tests automáticos en la otra. Encontró 6 errores graves y 8 errores importantes. Un sitio web muy poco accesible. Por el contrario el usuario invidente, equipado con su software lector de pantalla, consideró el sitio bastante usable. Lo importante a señalar es que la mayoría de los errores detectados por el experto no resultaban serlo para el invidente y, más grave, algunos verdaderos problemas detectados por el usuario ciego pasaron completamente inadvertidos por el experto.

Yo mismo tuve hace un tiempo una experiencia también reveladora. Durante un tiempo tuve unos problemas de fatiga visual. Durante esos días cuando notaba algo de dificultad para leer los textos, después de estar unas horas delante del monitor, aumentaba el tamaño de letra del navegador. El problema es que Internet Explorer tiene un error conocido que impide cambiar el tamaño de la letra cuando el diseñador de la página la ha especificado de una cierta manera, dando los tamaños en píxeles. Si bien es cierto que es un problema del navegador, no es menos cierto que el diseñador de la página puede solventarlo sin más que especificar los tamaños de los textos usando otra unidad. Lo cierto es que visité algunos sitios web que cumplían con las especificaciones de accesibilidad y cuyos creadores no habían considerando este problema. Hay muchos usuarios con visión disminuida, personas ancianas, otros con problemas de visión como era mi caso, y teniendo en cuenta que el 95% de accesos se realiza desde el navegador Internet Explorer, lo que están comunicando estas webs es que, por mucho sello de WAI que exhiban, su interés real por la accesibilidad, su interés por ayudar realmente al discapacitado, es nulo.

Por lo tanto, qué podemos hacer para conseguir un sitio web realmente accesible: Aquí tenemos algunos consejos:

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